El jonrón de Juan Soto en el Juego 5 de la Serie de Campeonato de la Liga Americana fue un momento inolvidable, no solo por su importancia en el campo, sino por la emoción que trajo a millones de aficionados. Este tipo de situaciones se agrandan aún más cuando una voz icónica como la de Ernesto Jerez las narra, poniendo el toque de emoción que todos esperan en instantes decisivos. A sus 56 años, Jerez sigue siendo la referencia en cuanto a narraciones de béisbol, y su relato del bambinazo de Soto quedará grabado en la memoria de los fanáticos.
El 19 de octubre de 2024, los Yankees visitaron el Progressive Field en Cleveland para enfrentarse a los Guardians con una ventaja de 3-1 en la serie. Una victoria en este juego sellaría su boleto a la Serie Mundial por primera vez desde 2009, y aunque los Yankees comenzaron en desventaja, la historia tenía un desenlace diferente preparado. Cleveland tomó la delantera temprano, complicando las aspiraciones de los dirigidos por Aaron Boone. Sin embargo, un jonrón de Giancarlo Stanton empató el marcador, llevando el partido a entradas extras, lo que solo aumentó la tensión y la expectativa.
Fue en la décima entrada cuando Juan Soto, uno de los peloteros más talentosos y carismáticos de esta generación, se paró en la caja de bateo con dos hombres en base y dos outs en la pizarra. En ese momento, todos los ojos estaban sobre él, y la presión era inmensa. Pero Juan Soto, con su habilidad innata y su temple, estaba preparado para la ocasión. El estadio, repleto de fanáticos nerviosos de Cleveland, se silenció por un instante, mientras los seguidores de los Yankees, en Nueva York y alrededor del mundo, contenían la respiración. Aquí fue donde la magia de Ernesto Jerez hizo su aparición.
Desde los estudios de ESPN, Jerez preparó el terreno con su inconfundible estilo, aumentando la emoción de cada lanzamiento y describiendo con detalle la situación del partido. En el séptimo pitcheo del turno, Hunter Gaddis lanzó una recta de cuatro costuras a 95.2 mph, pero Soto la conectó de manera impecable. La pelota salió disparada a 109.7 mph y recorrió 402 pies, aterrizando en las gradas del jardín derecho, desatando la locura entre los fanáticos de los Yankees. Mientras la bola volaba por el aire, Jerez pronunció su famosa frase: “¡Dígale que no a esa pelota!”, llenando de alegría y adrenalina a todos aquellos que seguían la transmisión.
Este jonrón de tres carreras puso a los Yankees arriba 5-2 en el marcador, sellando virtualmente la victoria y asegurando su pase a la Serie Mundial. El relato de Jerez, cargado de emoción, transmitió a los televidentes la magnitud de ese momento. Las palabras de Jerez no solo narraron un cuadrangular, sino que capturaron la esencia de lo que hace grande al béisbol: su capacidad para cambiar en un instante, su drama y su capacidad para hacer historia.